Casi cinco décadas lleva la aviación con esta filosofía operacional del CRM que nació con la intención de reducir el número de accidentes aéreos. De que lo consiguió no nos queda ninguna duda, de que sigue siendo necesario, tampoco.

La intenciones del CRM fueron siempre las de mejorar las habilidades de comunicación de los que participamos en la operación, incrementar la conciencia situacional, mejorar la toma de decisiones y resolución de conflictos. Proponer un liderazgo situacional más adecuado a las circunstancias y optimizar el trabajo en equipo para conseguir esa deseada sinergia.

Junto a estos objetivos, hace tan solo unos años se introdujo el desarrollo de la capacidad de resistencia ante la adversidad y el análisis profundo de la emoción de la sorpresa y la comprensión del sobresalto. Ambos aspectos por supuesto con la intención de establecer nuevas barreras ante el error humano.

Por todo ello, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que el CRM ha cumplido su objetivo de aumentar la seguridad y la eficiencia en todo el ámbito de la industria aeronáutica. Pero tampoco nos equivocamos al pensar que en algún departamento de una compañía aérea, en alguna fábrica de piezas de aviones, ya sea una oficina, hangar, o despacho de alguna autoridad se estará plantando la semilla del siguiente incidente o accidente. No olvidemos que el ser humano no ha evolucionado mucho desde hace miles de años, yo diría desde la edad de piedra. Cada vez se nos hacen más evidentes nuestras limitaciones humanas a medida que la gran ola de la tecnología se aproxima más y más.

La rueda del CRM no puede parar ni dejarnos de recordar que no es posible bajar la guardia cuando se trata de Factor Humano; que ha sido, es y será, el “talón de Aquiles” de la Aviación.

Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?